miércoles, 12 de julio de 2023

A nadie le importaba su verguenza.

 A nadie le importaba su vergüenza, a Jesús si.

Pastor Randall Gamboa Guillén

San Lucas 6:6-11.

Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal?, ¿salvar la vida, o quitarla?  Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús



El episodio del hombre de la mano seca, que fue sanado por Jesús un día sábado en la sinagoga, nos vuelve a decir y a recordar varias cosas respecto a la fe, a la religión, a la ignorancia de otros, y al amor de Cristo Jesús por un hombre que tenía una enfermedad.

 El evangelio dice que Jesús entró a una sinagoga para enseñar, y añade que dentro de la audiencia de aquel día sábado se encontraba un hombre con un padecimiento extraño. Aquel hombre tenía la mano derecha seca. ( Lucas 6:6). 

No sabemos mucho de el, porque la escritura bíblica se centra en el poder de Jesús para sanar a un hombre. Pero no se debe perder de vista algunas cosas. Primero que todo, las sinagogas eran dirigidas por religiosos que acostumbraban congregarse cada sábado para estudiar la ley de Dios.

Segundo: a la sinagogas iban judíos de todas las clases para ser instruidos por aquellos. Solamente que aquel sábado terminaría siendo un día muy especial para el hombre de la mano seca. 

Tercero: parece que los religiosos no estaban tan anuentes a escuchar la palabra de Dios por medio de Cristo Jesús, sino que estaban más bien a la expectativa de que el predicador invitado hiciera uno de esos milagros de los que se oía decir, para así "quebrantar la ley de Dios", de sanar a alguien en día de reposo y poder acusarle de ser un falso hombre de Dios

Cuarto: aquel hombre de la mano seca a los ojos de los religiosos, era un don nadie. Simplemente se había vuelto objeto de atención por parte de los aquellos solamente por su enfermedad. En otras palabras, la vida de aquel hombre no era tan importante, mucho menos su enfermedad, sino que se le veía como sujeto de controversia, porque ellos sabían que la enfermedad del aquel hombre sería una oportunidad para que Jesús le sanara.

Quinto: La mirada de Jesús hacia aquel hombre enfermo, no era la misma de los religiosos. El de verdad si se interesó por la vida de aquel hombre que cargaba una vergüenza, no sabemos desde cuando. Jesús desde que le vio, tuvo compasión de el, y le llamo para sanarle, importándole nada lo que pensaran los "representantes de Dios". A nadie le importaba su vergüenza, a Jesús si.

Sexto: el culto sabatino, terminó siendo mucho mas de bendición para el ignorado por los religiosos, que para ellos mismos, pues dice el verso 11 que se llenaron de furor al no poder acusar a Cristo después del milagro realizado.

Amados hermanos, la controversia de aquel día en la sinagoga vuelve a enseñarnos cosas muy importantes en nuestra fe cristiana. Quisiera nombrar algunas a mi parecer, seguramente usted mismo tendrá más.

  •  La religión en si misma no tiene nada que ofrecer a un hombre o a una mujer en necesidad. Es más, juzga y condena con demasiada frecuencia a los hombres. La religión es impotente y carece de mucha empatía y amor.
  • Entre nosotros siempre habrá gente con necesidades, enfermedades, y situaciones muy adversas que Dios mismo traerá a nosotros para que podamos atenderlos y amarlos.
  • A veces en nuestra condición de vergüenza y dolor, esperamos mucho de lideres, y personas que a la postre nos desilusionan, debemos tener presente que hay alguien que no pasa por alto mi caso, sino que esta dispuesto a atenderlo, el es Cristo Jesús, y al contario de la religión es poderoso, lleno de gracia y misericordia.
  • Otro punto importante es que no sabemos el día en que Jesús hará maravillas  en nuestra vida. El hombre de la mano seca se congregó aquel día, el día en que Jesús enseñaba en su lugar de reunión. Jesús mismo lo llamó y lo puso en medio de todos, para sorprenderle con un milagro
  • Y por último, nosotros como servidores de Dios, debemos tener cuidado de prestarle mucha importancia (más que la se debe dar) a los programas de nuestra iglesia, a los horarios que cumplir, y a las reuniones cristianas, cuando se están reuniendo o congregando con nosotros personas que están pasándola mal, o bien, que tienen mucha necesidad, o atraviesan enfermedad, y por estar tan entusiasmados con los liderazgos y las ocupaciones, cerramos nuestros ojos a aquellas almas que caminan con alguna parte seca en su vida.
Dios les bendiga.

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