miércoles, 10 de abril de 2024

La verdadera intención de los hombres de Babel. Pastor Randall Gamboa.

 Cuando la soberbia del hombre llega hasta el cielo.

 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 

 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.  Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 

Genesis 11:3-7.



Pudiera ser un relato histórico del libro de Génesis, con apenas nueve versículos. 

       Para algunos puede significar el desarrollo y la ingeniería de aquellos hombres, para otros el nacimiento de los idiomas, y para otros sin duda alguna (yo entro en este grupo), la distancia que existe entre un Dios santo, y la irreverencia y desfachatez de un hombre que fue hecho del polvo para querer llegar hasta el cielo sin permiso.

        Así es. El hombre no tiene límites cuando experimenta la obra de sus manos. Y hay que dejar claro, que a Dios esto no le ofende en lo mínimo, pues El mismo ha dotado al hombre de toda sabiduría, ciencia e inteligencia. A Dios no le asusta el desarrollo, los descubrimientos y el avance del hombre. 

    Dios tiene milenios de ver al hombre crear, inventar y descubrir, y su silla no se ha movido un milímetro de asombro.
    Lo que si conoce bien Dios son las intenciones del hombre y su pecado de arrogancia.          Jeremías 17:1o dice: 

Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones
    y examino las intenciones secretas.
A todos les doy la debida recompensa,
    según lo merecen sus acciones.

El asunto de Babel pasa porque el hombre se da cuenta que el ladrillo es mejor que la piedra, y el asfalto le sirvió mas que la mezcla. 

       Por ahí inicia el pecado de independencia del hombre, y Dios lo sabe bien al decir en Genesis 11:6 : descendamos y confundamos su lenguaje, porque nada les hará desistir de su obra...
Lo demás es historia bíblica y confusión humana.

     Exactamente hablamos de la común conducta del hombre a través de todas las épocas. Cuando las cosas salen mal su clamor llega hasta el cielo, cuando la prosperidad y el desarrollo se deja ver lo atribuye a su habilidad y virtud. ( Hay excepciones).

     La prosperidad, el desarrollo, la ciencia y los avances son muy peligrosos para la mente humana. Además juegan un papel de espejismo y engaño, y solo muy pocos sabios hacen conciencia de que tal éxito o crecimiento provienen de la mano de nuestro Dios.

      De hecho, un gran sector de la ciencia moderna con su "gran método científico" ha sido la madre gestora del ateísmo de hoy, que junto con el humanismo posmoderno se han convertido en la "raza humana líder y absoluta" que decide si Dios existe o no. Por cierto esto tampoco ni viento le hace al gran trono de nuestro Dios.

      Pasó en Babel, pasó con Israel, pasó con Nabucodonosor, pasó con Satanás, y sigue pasando con nosotros los hombres. Somos muy fáciles de leer, y muy predecibles. Seguimos sin aprender, y cuando nos visita la confusión descubrimos que Dios esta en su trono, y yo soy obra de sus manos.

      En Deuteronomio 8:11 Dios se dirige a Israel y le advierte diciendo que cuando entren a la tierra prometida, que se cuidaran de no pensar jamás que aquella tierra, aquellas ciudades, o aquellas riquezas otorgadas por Dios eran producto de su esfuerzo, o resultado de sus habilidades.
    Además les dice: cuídense de decir: que mi poder y la fuerza de mi mano me ha traído esta riqueza, olvidando el favor de Dios.  ( Deut 8:17).

   La torre de babel deja ver el corazón del hombre. Como también una profesión, una casa grande, una propiedad costosa, un bolsillo lleno de dinero, o una obra llena de esplendor lo deja ver.
  Las cosas grandes tienden a inflar el ego de los hombres.

    Incluso, algunos muchachos pueden llegar a olvidarse de Dios con apenas dos años de universidad y un buen salario. Que semejante estupidez.

      Que engañoso es el corazón. Aquellos dijeron: hagámonos una ciudad, una torre y un nombre, hagámonos famosos y que toda la tierra vea hasta donde podemos llegar. 
    
    Pero sobre los hombres, reina otro más Grande, y esto no lo podemos olvidar. Nadie lo puede olvidar. Y si lo olvidamos, esperemos confusión.

Así que:
  • No olvidemos que todo don perfecto, y toda dádiva proviene de Dios.  Santiago 1:17.
  • No dejemos de hablar en familia que todo lo que ha sido puesto en nuestras manos ha sido la bendición de Dios sobre nosotros.
  • No permitamos que nuestra preparación académica o nuestros éxitos nos nublen la vista al pensar que es virtud nuestra. Nuestro esfuerzo es una virtud, pero la vida Dios la ha dado.
  • Recordemos siempre que estamos en la tierra, y que lo más grande que podamos construir puede ser derribado por Dios para que aprendamos una gran lección. 
  • Siempre bajemos nuestra cabeza, honremos a Dios con nuestro trabajo y reconozcamos en oración que El es Dios, y yo soy barro en sus manos.


Pastor Randall Gamboa












lunes, 1 de abril de 2024

Estaban a centímetros del Salvador...Pastor Randall Gamboa Guillen

 Su insolencia le condenó, su temor le salvó.

 Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo».  Lucas 23: 40-41.


Creo que ninguno de los dos en su vida delictiva, desordenada y llena de pecado, hubiera imaginado que el día de su muerte, el día que se haría efectiva su condena por parte del imperio romano, les correspondería morir al lado del hijo de Dios.

Si, el hijo de Dios, el Justo.
Si, el plan eterno de Dios desde antes de la creación del mundo, de poner a Hijo amado en una cruz de vergüenza y dolor, en lugar de colgarnos a nosotros.

Nadie más cerca para ver expirar al Hijo del cielo, que aquellos dos.  Dos malhechores como dicen algunas versiones, otros dicen que ladrones, otra versión dice delincuentes y otra dice criminales. De cualquier modo, y por donde se quiera apreciar, quienes estaban ahí merecían su castigo (según legislación romana) debido a sus actos. Excepto uno de aquellos tres.

Había llegado el día en que las profecías del antiguo testamento se cumplirían respecto al cordero de Dios. Eran días festivos, era días de recordar la liberación gloriosa por parte de Dios de la opresión faraónica.
Eran día de cenas, familiares, parientes lejanos, compartir panes sin levadura, recordar a Moisés, su éxodo, y toda aquella conquista en donde ahora estaban sus pies.

Mientras tanto, en las afueras de la ciudad, en la montaña de la calavera, se entregaba por voluntad de Dios, el verdadero Cordero que saldaba la enorme cuenta que teníamos los hombres para con Dios.

Aquellos celebraban la pascua de la liberación de Egipto, pero a menos de un kilometro, en las afueras de la ciudad moría el verdadero Cordero, el sacrificio perfecto, la expiación sinigual para que el hombre pudiera ver en aquella cruz la salvación de su alma.

Y con el, dos hombres.
Sin buen testimonio, sin ética ni moral. Dos criminales eran llevados con el Hijo de Dios a la montaña de crucifixión. Dos hombres indeseables, ( si pensamos que eran llevados a la cruz aquellos a quienes se les consideraba rebeldes, asesinos, y criminales), que morirían con Cristo Jesús en cuestión de horas.

Allá arriba, se dan conversaciones que quedaron registradas en el evangelio. Después de ser objeto de burla por parte de los judíos, de los gobernantes religiosos, de los soldados y ser abandonado por sus cercanos, uno de los criminales le injurió diciendo:

" Si eres el mesías, sálvate, y nos salvas a nosotros"

Mientras que el otro le reprendió diciendo:

"Ni aún en tu agonía de muerte tienes temor de Dios, nosotros merecemos esto por nuestros actos, El no".

La insolencia del hombre y el irrespeto hacia Dios no tiene límites. Los hombres han destruido su cuerpo, su vida, su familia, su salud y sus emociones y cuando están postrados levantan su voz contra el cielo diciendo:  ¿Dónde esta Dios? ¿No es que Dios es bueno? ¿Por qué Dios permite que pase por todo esto? ¿Por qué no me salva?

Se han olvidado de su creador, han pasado toda su vida haciendo y deshaciendo, comen de su pecado y se deleitan en las injusticias, y cuando están en su lecho de muerte, gritan: sálvame Dios.

Dios es bueno, y el es bueno para con los limpios de corazón. (salmo 73:1).

Por otro lado están lo que reconocen su condición y su pecado. Aquellos que son conscientes de que Cristo Jesús padeció por los injustos, siendo El justo.

Aquellos que aceptan que están en aquella cruz, porque sus actos lo han llevado ahí, y lo único que queda es tener temor de Dios, e implorar su favor y salvación.

Aquel hombre su insolencia lo condenó, al otro su temor le salvó. No hay mayor interpretación en el texto. 

Y de estos diálogos se desprenden algunas verdades que quisiera compartir:
  • Todos nosotros somos pecadores, y somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos (Romanos 5:6), eso quiere decir que doctrinalmente el segundo criminal declara una gran verdad: "nosotros merecemos la cruz".
  • Otra verdad es que el hombre culpable pretende que Dios le salve o le saque de sus apuros, o de su muerte. El primer malhechor dice: sálvate y nos salvas a nosotros también. Aquel hombre es una muestra de que el ser humano sigue pensando que no ha sido suficientemente malo para merecer algunas cosas, que por cierto se deben a que el Señor nunca ha sido amo de sus vida.
  • Otra gran verdad es que el hombre puede humillarse delante de Dios, y ser provisto de salvación inmerecida. Eso también lo dice Romanos 5:9, que por su sangre preciosa podemos estar seguros de que Cristo nos librará de la condenación. 
  • Además, podemos estar a centímetros de nuestro Salvador como lo estuvieron aquellos dos hombres, y por un lado creer que merecemos ser rescatados por el Señor y con tal pensamiento morir sin Dios, o bien, podemos ser conscientes de nuestra condición y humanidad y encomendar nuestra vida a quien de verdad es Justo, a Jesús el cordero de Dios y decirle: acuérdate de mi cuando vengas en tu reino.

Bendiciones.
Pastor Randall Gamboa







El mal profeta Balaam sentado hoy en nuestra iglesia. Pastor Randall Gamboa Guillén.

 El espíritu y la doctrina de Balaam dañando a la iglesia. He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prev...