martes, 7 de febrero de 2023

 No es la zarza, es el mensaje.

Pastor Randall Gamboa

Cuando nuestra vista cambia de lugar...

  Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.  Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.  Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Éxodo 3:2-5


           El antiguo testamento presenta con generosidad eventos extraordinarios, y cuando decimos extraordinarios nos referimos a apariciones angelicales, fuego y rocas que descendían del cielo, mares que abrían pasillos para caminar, peces grandes con inquilinos en sus vientres, fuegos que no queman en hornos, pan que caía del cielo, zambullidas en el agua que quitaban lepras de años, y pequeños arboles prendidos en fuego que no se consumen, entre otras cosas que nos dejan con la boca abierta.

           Pero todo este tipo de actividad bíblica sobrenatural tenía un propósito en común. Cada momento que leemos en la Biblia y que rompía los límites de lo natural del hombre, tenía que ver con Dios.
         Si, Dios y su voz, su designio, su santidad, su soberanía, su mensaje, su voluntad, su amor, su juicio, su ira, sus llamados, su presciencia, y su poder. 

         La biblia tiene muchos nombres de hombres y mujeres, pero no se trataba de ellos, sino de Dios, su plan de redención y Su amado Hijo.
        No se trata de como aquellos hombres lograron las victorias, sino de como Dios les otorgó victoria para su pueblo. No se trataba de la vara de Moisés haciendo maravillas y prodigios, sino del poder que representaba el trozo de madera en la mano del servidor. 
         No era la piedrecilla del joven pastor, ni su habilidad forjada en las montañas, fue el Nombre que el pastor usó para derrotar al hombre de casi 3 metros de altura, y libertar a su amado pueblo.
        Nunca fue el manto del viejo profeta que heredó el joven profeta, era la unción que tenía la  autoridad otorgada por Dios a sus siervos.
         Pudiéramos decir más.

        La Iglesia de hoy esta dividida en dos. 
        Un sector sigue sin quitar la mirada del verdadero Dios, el genuino autor de todas las cosas, y de su Hijo amado en quien hoy ya nos ha hablado, ( Hebreos 1:1), pero desdichadamente otro sector sigue amando las manifestaciones extraordinarias, mirando fuegos en la zarza pero olvidando el mensaje del Autor ( Su Palabra), observando milagros asombrosos para ver como pueden ellos realizarlos, y no viendo directamente Quien hace los milagros. 
         Nos quedamos atrapados en los fuegos, en los vientos, en lo sobrenatural, en los ángeles, y en las señales con una mirada ida y perdida en la zarza prendida, pero no estamos escuchando el mensaje de quien llamó nuestra atención en la montaña.

         Teniendo mucho respeto del texto bíblico de éxodo, si Moisés hubiese sido del sector evangélico antes mencionado, descendería maravillado del fuego prendido y como se quitó las sandalias en el culto, pero sin mensaje y sin misión olvidando la voz clara de Dios.
        Hombres y mujeres amantes de las varas que hacen prodigios, pero no se sientan a preguntar ¿para que o porque hacerlo?¿Me ha enviado Dios a hacerlo? ¿tal evento busca la Gloria de mi Dios, o la mía?           Peor aún, "cristianos", dispuestos a ofrecer algo por aquel don para ser reconocido en los ámbitos cristianos como le sucedió al mago Simón que deseo adquirir con bienes el don de Dios. (Hechos 8:18).

        Hermanos, seamos del sector que no quita la mirada del Dios de los milagros y los eventos sobrenaturales. ¿Por qué ser tan inmaduros y niños espirituales?, siguiendo los eventos sobrenaturales y efímeros que se pueden dar en nuestro caminar.
       No busquemos zarzas que se prenden, mejor escuchemos su mensaje y su palabra.
       No corramos detrás de lo sobrenatural, mejor corramos detrás de Su Hijo en quien tenemos Vida.
       No corramos detrás de ángeles, mejor corramos en detrás del dueño de los ángeles.
       No corramos detrás de la profecía, corramos detrás de su palabra.
       No corramos detrás de la manifestación, corramos hacia la oración íntima y personal con El.

¿Por qué quedarnos con un pequeño fuego que arde, en lugar de escuchar la voz de nuestro Dios y poner toda nuestra atención a Su voluntad? 




Pastor Randall Gamboa.






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