Cuando la codicia hunde y destruye a los hombres.
Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han
causado muchas heridas dolorosas. 1 Timoteo 6:6-9. NTV
En medio de todos aquellos consejos que el apóstol le da al muchacho Timoteo, en los que se encontraba como tratar a las viudas, y a los ancianos de la iglesia, Pablo le dice al joven pastor que se cuide de hombres envanecidos sobre la fe y que usan la piedad ( devoción a Dios), como fuente de ganancia.
La carta pastoral de Timoteo nos advierte que el amor al dinero es muy peligroso, y en su verdadero contexto, los hombres de aquel entonces aprovecharían la fe para querer enriquecerse. Pero, ¿ que pasa cuando el pueblo de Dios cae en esta trampa de la codicia?
Dice 1 Timoteo 6:6, que someternos a Dios y obedecer a su palabra es la verdadera riqueza de los creyentes, y si acompañamos esa sumisión a Dios con una actitud de contentamiento sería maravilloso y muy poderoso para no caer en la trampa y el engaño de las riquezas, del cual también nos habló Cristo Jesús en la parábola del sembrador, ( Mateo 13), cuando dijo que la semilla que cayó entre espinos se ahogó por el afán y el engaño de las riquezas.
Ahora bien, dice la palabra de Dios, que el dinero y las riquezas engañan a la gente. No siempre, pero generalmente si. Servir al dios de las riquezas es peligroso, porque personalmente pienso que nada más atractivo que tener seguridad y bienestar económica. Pero también puede terminar siendo una gran trampa que nos puede destruir y hacer que nuestra alma se pierda.
Pablo dice que el cristiano debe estar contento con lo que Dios le ha dado, y entiéndase contento como agradecido. Pablo no hace un llamado a la miseria, ni tampoco quiere que el pueblo de Dios camine en escasez, porque todos los cristianos sabemos que cuando caminamos con Dios en obediencia las cosas que necesitamos siempre estarán ahí, y posiblemente más de lo que pedimos, porque Dios es muy bueno.
Pero el Señor nunca ha querido que su pueblo ponga los ojos en el dinero, las riquezas y que camine en desesperación por las cosas materiales. Porque para el Señor, la vida del hombre no consiste en lo que éste tenga o pueda tener, como algunos en este mundo han pensado que si tienen mucho pueden verse bien y ser aceptados por los demás.
El Dios que adoramos es el dueño de todo el oro y la plata del mundo, y siempre ha querido que el hombre le busque y le ame, por el gran amor que mostró a los pecadores en su Hijo Jesús, nunca por lo que El les pueda dar.
Añadido a esto, Pablo dice que cuando muramos no podremos llevar nada material a la tumba, exactamente así como cuando nacimos, que salimos del vientre de nuestra madre sin nada.
Quiere decir que hoy tenemos más de lo que pedimos, y vestimos más de lo que algún día imaginamos, y esto debe producir gozo en nuestro espíritu al saber que tenemos un Dios muy generoso.
Pero en la acera del frente, tenemos a los que quieren enriquecerse, aquellos que nunca están conformes, desesperados por el tener, y dispuestos a pagar el precio que sea por conseguir aquello que le ha quitado el sueño. No importa lo que cueste, debo tenerlo dicen algunos.
Según la Biblia, esto es un lazo, y una tentación en la que la mayoría cede fácilmente. No importa la cara que tenga, incluso puede ser una oportunidad de ganancia legal, pero puede terminar siendo una trampa. Algunas cosas son graduales, y el amor al dinero puede ir de menos a más hasta destruir la vida espiritual, la vida familiar o matrimonial de algunos.
Inclusive, el apóstol dice que el amor al dinero, es la fuente primera de muchos males. El amor al dinero hace que los hombres se maten entre ellos, y que pasen por encima de los débiles si es necesario.
Las codicias necias hunden a los hombres, destruye todo aquello bueno que le rodeaba y hace que el alma de aquel también se pierda.
Jesús dijo: ¿ de que el sirve al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ( Mateo 16:26). No motivamos a la carencia, ni a la pobreza, pues nada más hermoso que una vida ordenada, con provisión de Dios y con solvencia para suplir algunas cosas, pero que todo esto este acompañado de contentamiento y agradecimiento delante de nuestro Dios.
No caigamos en la trampa, llevemos vidas piadosas y entregadas al Señor, cerrando la puerta constantemente a las codicias necias que pueden destruir nuestras vidas.
Pastor Randall Gamboa Guillen, San José, CR. 22 Agosto, 2023.
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