Vivamos sin avaricia, y estemos contentos
Hebreos 13:5
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque el dijo: No te desampararé ni te dejaré. de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador, no temeré...
A la verdad el autor de hebreos escribe una seguidilla de consejos en el capitulo 13 a los cristianos que recibirían pronto esta carta.
Les dice que se mantengan en amor, que cuiden el matrimonio, que se acuerden de sus pastores y que no dejen de hospedar a otros. Pero ahí mismo, les pide que sus costumbres sean sin avaricia, y que estén contentos con las cosas que Dios les ha dado.
La avaricia es la necesidad desmedida y absurda de poseer o adquirir cosas por el solo placer de tenerlas y atesorarlas, y no compartirlas con nadie.
Parece irónico que las personas grandes, corrijan a sus hijos pequeños para que compartan sus juguetes con sus amiguitos, pero ellos mismos son mezquinos y tacaños con sus amigos, vecinos o familiares.
Esto no es tema menor. Entiéndase que las costumbres con avaricia destruyen a las personas, y les provoca una gran insatisfacción, porque su sistema nervioso periférico se vuelve esclavo de las cosas, y son presos de adquirir, conseguir, comprar, tener a cualquier precio.
¿Pero que nos quiere enseñar la Biblia de esto?
El libro de hebreos dice que quienes conocemos a Dios, debemos abandonar costumbres que nos lleven a acumular, y atesorar cosas. También dice que debemos estar contentos con lo que tenemos ahora sabiendo que Dios es quien nos ayuda y nos sostiene en medio de la necesidad.
Ya Pablo le había escrito a Timoteo, ( 1Timoteo 6:8) escribiéndonos a nosotros también según la providencia de Dios, en la primera carta que debíamos estar contentos al tener ropa y comida, porque quienes querían enriquecerse podían caer en trampas muy peligrosas que los llevaría a perderse y ser traspasados por muchos dolores.
¿Pero como puedo aprender el contentamiento?
El contentamiento se aprende al entender que las cosas materiales no son tan importantes como las eternas. Eso lo hace la obra del Espíritu de Dios en nuestra vida cuando nos enseña que debemos ver más a Cristo Jesús que las cosas que perecen.
Además, el Espíritu Santo nos enseña que hay personas a la par mía que están en mayor necesidad que nosotros mismos, y que lo que Dios nos ha puesto en la mano, bien puedo compartirlo con los demás.
Por otro parte, la Biblia dice que la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que tenga ( Lucas 12:15). Estos tres puntos nos deben llevar a la reflexión de cuanto valor tienen en mi corazón las cosas, antes que compartir con los demás y así cumplir la ley de Cristo.
No importa la época en donde nos encontremos, si es entrada de clases, o es un día festivo, o si es época de navidad, o tiempo de regalos, el acumular o atesorar cosas nos enferma, y nos arrebata la gran dicha de compartir y regalar a los demás. ( Este artículo no se refiere a desperdiciar, o carecer de buen orden económico).
Hace unos días me dirigí a la iglesia que pastoreamos y les dije lo importante que es estar contentos con lo que tenemos, o mejor dicho con lo que Dios nos ha dado, y también de saber que Dios generalmente pone en nuestras manos dos panes, uno para mi familia y otro para compartir. No guardemos pan, porque se puede llenar de moho.
Seamos generosos, y echemos de nuestras vida costumbres llenas de avaricia, Dios no nos desamparará y tampoco nos dejará.
"Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar" 1 Timoteo 6:7
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